Día de playa

Verano, mediados de los 80.

Es domingo, nos levantamos temprano, tengo sueño pero vamos a la ¡¡Playa!!. Cargamos todas las bolsas, el parasol, mesas, sillas y la nevera en el nuevo Renault 6, color verde. Salimos en dirección a la playa. ¡¡Bien, caravana!!. Llegamos al Carrefour en solo una hora. Ayer por la tarde tardamos menos de 15 minutos en el mismo trayecto. Hace un calor sofocante y bajamos las ventanillas (aire acondicionado), las mías solo hasta la mitad, coche último modelo. Durante el trayecto miro a todos los coches a ver si en alguno de ellos va mi primo o mis abuelos.

Llegamos a la zona de los pinos, semana a semana tenemos "nuestros pinos" reservados. Uno de los grandes misterios de mi vida. Siempre llegabas y al lado de esos arboles no había nadie. Mi padre saca las mesas y las sillas desplegables (o plegables por su poca estabilidad) buscando donde el sol no va tocar en todo el día, da igual siempre toca. Mientras mi madre y mi abuelo sacan las bolsas con la comida y la nevera. Llegan mis abuelos, mi primo, mis tíos y comemos un bocata con aquellos vasos y platos de plástico a colores. El bocata de atún, de que sino.

Ya hemos acabado, empieza el gran día, un corto paseo hasta la playa, y la mega-instalación de la ximenez-gil family ocupa media playa. Las siguientes 5 horas había varias finales de la copa de Europa sobre arena, unas cuantas finales de Wimbeldon y Roland Garros sobre agua, y edificaciones varias de barro todas con vistas al mar, todo entre mi primo, mi hermana y yo.

Hora de volver, cansados, recorremos el camino de vuelta. Otro misterio, las mesas y los coches siguen allí donde lo habíamos dejado. De comer, tortilla de patatas y un pollo a l'ast. No se porque, pero era la mejor comida de la semana.

Después del café los mayores sacan alguna baraja de cartas y empieza algún juego interesante que no entiendo, mientras nosotros jugamos alguna final de basquet, siempre y cuando el balón no toque el aro y se desmonte la canasta.

Ya es tarde, volvemos todos para casa, nos imaginamos que nuestros coches están haciendo carreras. La carrera se acaba cuando llegamos a Hospitalet y nos salimos por el desvió. Después de desalarnos y cenar, me voy a dormir, mañana solo quedarán seis días para volver.

Hecho de menos esos días.

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