Ahorro de energía
Hola,
Estamos en época de crisis, y lo que toca es ahorrar. Y en el trabajo, incluso antes de la crisis, ya ahorrábamos luz con unos fantásticos interruptores que se apagan solos al cabo de un tiempo. Lo de ahorrar es innato de los catalanes, ya sabéis.
Los tenemos en el baño, allí donde la gente va a hacer "sus cosas". Intentaré ser lo menos escatológico posible. El invento es bueno, sino fuera porque el tiempo de encendido es demasiado corto. Supongo que pensando en que no nos entretengamos y salgamos prestos y raudos a producir para la empresa. Pero eso tiene problemas. Cuando un hombre va a hacer aquello que solo nosotros hacemos de pie, entre el tiempo que pasa desde que le das al interruptor y abrir la bragueta, resulta que te quedas a oscuras a medio hacer, si no eres rápido. Y como ya entendéis los hombres, y poco os costará de imaginar a las mujeres, en ese medio hacer no es bueno moverse de la posición. Y ni hablar de cuando por las prisas, entras y la luz ya esta abierta, porque alguien acaba de salir y tu no piensas en darle al interruptor para alargar el tiempo de encendido. Pero después viene, si te sientas en la taza. Si lo hacemos, suele ser porque lo que sea va a ser largo, pues plas, adiós luz a medio hacer. Ah! amigo mio. Pero el interruptor de la taza dista un paso, y ¿cuantos de vosotros tiene el brazo un paso de largo para abrir la luz "cómodamente"? Los míos llegan, pero los míos son muy largos. Se que ellas, tienen un artilugio, llámale artilugio, llámale palo, del que se sirven para pulsar el interruptor. Pero no es eso. Y nosotros, pues con alguna que otra cabriola.
Así que por favor, señor mi jefe, compre unos interruptores que duren mas rato. Ya supongo que usted en el suyo no debe tener, sino no los habría instalado para los demás. Y desengáñese, sus empleados, si han de ir al baño irán, incluso si han de hacer malabarismos para verse dentro de él.
Estamos en época de crisis, y lo que toca es ahorrar. Y en el trabajo, incluso antes de la crisis, ya ahorrábamos luz con unos fantásticos interruptores que se apagan solos al cabo de un tiempo. Lo de ahorrar es innato de los catalanes, ya sabéis.
Los tenemos en el baño, allí donde la gente va a hacer "sus cosas". Intentaré ser lo menos escatológico posible. El invento es bueno, sino fuera porque el tiempo de encendido es demasiado corto. Supongo que pensando en que no nos entretengamos y salgamos prestos y raudos a producir para la empresa. Pero eso tiene problemas. Cuando un hombre va a hacer aquello que solo nosotros hacemos de pie, entre el tiempo que pasa desde que le das al interruptor y abrir la bragueta, resulta que te quedas a oscuras a medio hacer, si no eres rápido. Y como ya entendéis los hombres, y poco os costará de imaginar a las mujeres, en ese medio hacer no es bueno moverse de la posición. Y ni hablar de cuando por las prisas, entras y la luz ya esta abierta, porque alguien acaba de salir y tu no piensas en darle al interruptor para alargar el tiempo de encendido. Pero después viene, si te sientas en la taza. Si lo hacemos, suele ser porque lo que sea va a ser largo, pues plas, adiós luz a medio hacer. Ah! amigo mio. Pero el interruptor de la taza dista un paso, y ¿cuantos de vosotros tiene el brazo un paso de largo para abrir la luz "cómodamente"? Los míos llegan, pero los míos son muy largos. Se que ellas, tienen un artilugio, llámale artilugio, llámale palo, del que se sirven para pulsar el interruptor. Pero no es eso. Y nosotros, pues con alguna que otra cabriola.
Así que por favor, señor mi jefe, compre unos interruptores que duren mas rato. Ya supongo que usted en el suyo no debe tener, sino no los habría instalado para los demás. Y desengáñese, sus empleados, si han de ir al baño irán, incluso si han de hacer malabarismos para verse dentro de él.
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