Sin Caribe

Hola,

Pues aquí estoy, no hay Caribe ni nada que se le parezca. Hoy ha sido el típico día del sorteo de Navidad. Recuento de bolas. Gente comprobando que allí este su número. Y bombos girando sacando bolas y bolas. Muchos premios, pero para otra gente.
Supongo que a todos nos atrae las historias que se cuentan alrededor del sorteo, y de las que esperamos ser protagonistas alguna vez. Esos dos colegas que dicen, "no hay huevos de comprar el 147", y ahora son millonarios, o los que compraron este mismo 147 por trabajar en Alfa Romeo, y ya que el mítico modelo 147 se retira este año pues les pareció gracioso. Toda esa empresa a los que acaban de hacerles un ERE, y estaban todos en la calle, y justo ahora va y les toca el número que llevaban 17 años jugando. Aquellas administraciones que tuvieron el número premiado en sus manos y lo devolvieron. O esa que contrato a una bruja para que diera suerte, y han dado un premio. A ese hombre que le llaman para felicitarle desde la radio por el premio, y les dice "esperen que lo estoy ingresando". O todas esas historias de gente que el premio, sea el que sea, les va a sacar durante un tiempo de la pobreza y la crisis.
Pocos, porque al final son pocos, pasarán toda la noche con una risa tonta, histérica, sin acabar de creérselo y pensando en que lo gastarán. Los demás, que somos muchos, y mira que ha tocado en Hospitalet, miramos y remiramos si nos ha tocado la pedrea, los premios menores, o simplemente nos consolamos con "al menos tenemos salud".

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