Los buenos momentos
Hola,
Ayer después de la primera semana de vuelta al trabajo estaba cansado. Era tarde y me estiré en la cama. Fue un buen momento. La cabeza fue a reposar en el punto perfecto del cojín, las cervicales se debieron alinear con alguna luna de Júpiter, al igual que la espalda después de hacer crack, crack. Estaba allí estirado y relajado como hacía tiempo no pasaba, era casi un momento de trance y se me empezaron a cerrar los ojos. La ventana estaba abierta, y aunque los días son feos y nublados, la noche estaba perfecta ahí fuera. Con los ojos cerrados y ese estado perfecto, empecé a oír la ciudad de noche. El sonido de una gran ciudad de noche es impresionante. ¿De donde sale ese silencio con tanta gente?. Se oía pasar algún coche a lo lejos, un bebé llorar aún mas lejos e incluso creí distinguir a la vecinita de arriba hablando con alguien mientras abría el portal del edificio.
Los oídos se fueron "cerrando" y podía oír el creck, creck del suelo y el motor de la nevera. Cuando de repente mi buen momento se rompió. Con el tiempo justo, y poco mas, de haber subido las escaleras hasta su piso, se empezó a oír a mi vecinita teniendo un "momento feliz" de manera rítmica y acompasada. La noche era perfecta, ella es mayorcita y si estaba con alguien que le hacía sentirse bien ¿que vas a hacerle?, pero mi buen momento se fue a tomar por saco. Por suerte para mi, el suyo duró tan poco como el mio y a los pocos minutos yo me dormía con el silencio.
Esta mañana un hombre caminaba por la calle destrozando, aunque el pensaba ser el mejor cantante del mundo, el tema "Libre" de Nino Bravo, hasta que cogía su furgoneta para irse a trabajar supongo y dejaba de cantar. En ese momento mis neuronas que no paran quietas, y recogiendo todas esas ideas, han formulado este pensamiento:
Ayer después de la primera semana de vuelta al trabajo estaba cansado. Era tarde y me estiré en la cama. Fue un buen momento. La cabeza fue a reposar en el punto perfecto del cojín, las cervicales se debieron alinear con alguna luna de Júpiter, al igual que la espalda después de hacer crack, crack. Estaba allí estirado y relajado como hacía tiempo no pasaba, era casi un momento de trance y se me empezaron a cerrar los ojos. La ventana estaba abierta, y aunque los días son feos y nublados, la noche estaba perfecta ahí fuera. Con los ojos cerrados y ese estado perfecto, empecé a oír la ciudad de noche. El sonido de una gran ciudad de noche es impresionante. ¿De donde sale ese silencio con tanta gente?. Se oía pasar algún coche a lo lejos, un bebé llorar aún mas lejos e incluso creí distinguir a la vecinita de arriba hablando con alguien mientras abría el portal del edificio.
Los oídos se fueron "cerrando" y podía oír el creck, creck del suelo y el motor de la nevera. Cuando de repente mi buen momento se rompió. Con el tiempo justo, y poco mas, de haber subido las escaleras hasta su piso, se empezó a oír a mi vecinita teniendo un "momento feliz" de manera rítmica y acompasada. La noche era perfecta, ella es mayorcita y si estaba con alguien que le hacía sentirse bien ¿que vas a hacerle?, pero mi buen momento se fue a tomar por saco. Por suerte para mi, el suyo duró tan poco como el mio y a los pocos minutos yo me dormía con el silencio.
Esta mañana un hombre caminaba por la calle destrozando, aunque el pensaba ser el mejor cantante del mundo, el tema "Libre" de Nino Bravo, hasta que cogía su furgoneta para irse a trabajar supongo y dejaba de cantar. En ese momento mis neuronas que no paran quietas, y recogiendo todas esas ideas, han formulado este pensamiento:
Los buenos momentos duran poco y pasan de persona a persona
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