Menos tecnología
Hola,
Hoy leyendo la columna que escribe Pérez-Reverte para el XLSemanal, junto a una de esas conversaciones filosóficas que tengo de vez en cuando con mi amiga Bea, he confirmando que cada día tenemos más tecnología y la utilizamos peor. Y a mi me afecta, ya que mi vida laboral gira en torno a ella.
También os diré que no siempre, alguna vez, mejor dicho casi nunca te dejan hacer lo que se debería hacer, siempre hay una fuerza superior que hace que tengas que realizar tonterías. La que me viene a la cabeza es el primer gran proyecto para el que trabajé. Un gran programa que controlaba grandes aspectos de llevar una pequeña empresa, que si pedidos, que si contabilidad,... entonces un buen día llegó el vendedor de humo que teníamos. Le había vendido la aplicación a una ferretería como si fuera un TPV. El programa estaba diseñado para realizar múltiples operaciones en el entorno de una oficina, con lo que si tardaba un minuto en hacerlas, no había mayor problema. Pero si lo utilizas como TPV, o sea cobrando a la gente que te acaba de comprar, no le puedes pedir a tus clientes que espere tres minutos hasta que acabe de salir el papel.
A parte que creemos aplicaciones imperfectas por negocios, utilizamos los programas para lo que no toca y lo peor nos acostumbramos a ellos para lo que no les necesitamos. Al final mis hijos irán móvil en mano mirando el Google maps para ir a comprar el pan. Utilizarán la calculadora para saber si les han devuelto bien el cambio. Haremos fotos de un accidente, antes de llamar a emergencias. Aprovechad, que tenemos la suerte de vivir en la época que aún somos medio tecnológicos medio orgánicos. Conectad con vuestra tortuga interior (parte 1 + parte 2) como siguiere mi amiga Bea.
Hoy leyendo la columna que escribe Pérez-Reverte para el XLSemanal, junto a una de esas conversaciones filosóficas que tengo de vez en cuando con mi amiga Bea, he confirmando que cada día tenemos más tecnología y la utilizamos peor. Y a mi me afecta, ya que mi vida laboral gira en torno a ella.
También os diré que no siempre, alguna vez, mejor dicho casi nunca te dejan hacer lo que se debería hacer, siempre hay una fuerza superior que hace que tengas que realizar tonterías. La que me viene a la cabeza es el primer gran proyecto para el que trabajé. Un gran programa que controlaba grandes aspectos de llevar una pequeña empresa, que si pedidos, que si contabilidad,... entonces un buen día llegó el vendedor de humo que teníamos. Le había vendido la aplicación a una ferretería como si fuera un TPV. El programa estaba diseñado para realizar múltiples operaciones en el entorno de una oficina, con lo que si tardaba un minuto en hacerlas, no había mayor problema. Pero si lo utilizas como TPV, o sea cobrando a la gente que te acaba de comprar, no le puedes pedir a tus clientes que espere tres minutos hasta que acabe de salir el papel.
A parte que creemos aplicaciones imperfectas por negocios, utilizamos los programas para lo que no toca y lo peor nos acostumbramos a ellos para lo que no les necesitamos. Al final mis hijos irán móvil en mano mirando el Google maps para ir a comprar el pan. Utilizarán la calculadora para saber si les han devuelto bien el cambio. Haremos fotos de un accidente, antes de llamar a emergencias. Aprovechad, que tenemos la suerte de vivir en la época que aún somos medio tecnológicos medio orgánicos. Conectad con vuestra tortuga interior (parte 1 + parte 2) como siguiere mi amiga Bea.
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