Un día normal
Hola,
Esta mañana Enric me ha preguntado como estaba aquello, que si había previsión. Mas quisiera yo tener una previsión. Se que llevo demasiado tiempo con ello pero no recuerdo haber parado ni un solo día. Ya estoy en un punto del proyecto que se programa poco, que hay que enlazar muchas cosas, la mayoría de ellas con cálculos matemáticos, y soy muy torpe en mates. Y mates a parte, llevo casi un mes moviéndome en unas treinta líneas, así que muchos días es frustante. Enric dice que avise cuando vaya a cortarme las venas. Ya me las he cortado varias veces y siguen creciendo.
Quizá para alguien más listo y guapo, sería más fácil, pero yo exprimo mis neuronas tanto todos los días que una vez acaba la jornada laboral, paso un buen rato zombi. Aunque cuando estoy metido en faena las horas me pasan volando. Hay días que a falta de un minuto para salir sigo tecleando, porque las ideas fluyen. Pero cuesta ponerse día tras día a pelearse con los mismos problemas, la mayoría de veces necesito ponerme música para aislarme y meterme en mi mundo para pensar, incluso cuando la sala esta en silencio. Desconfiad de una sala con informáticos en silencio, algo traman.
Tengo mis métodos, pero cuesta desconectar de una cosa así. Hace un rato, al poco de llegar a casa, mientras entraba en el lavabo, mi cabeza ha resuelto un problema (bueno hay que probarlo), pero lo que prueba es que hasta cuando no quieres la cabeza sigue dándole vueltas. Lo malo de todo es que me gusta mucho lo que hago. Debo de ser masoca.
Esta mañana Enric me ha preguntado como estaba aquello, que si había previsión. Mas quisiera yo tener una previsión. Se que llevo demasiado tiempo con ello pero no recuerdo haber parado ni un solo día. Ya estoy en un punto del proyecto que se programa poco, que hay que enlazar muchas cosas, la mayoría de ellas con cálculos matemáticos, y soy muy torpe en mates. Y mates a parte, llevo casi un mes moviéndome en unas treinta líneas, así que muchos días es frustante. Enric dice que avise cuando vaya a cortarme las venas. Ya me las he cortado varias veces y siguen creciendo.
Quizá para alguien más listo y guapo, sería más fácil, pero yo exprimo mis neuronas tanto todos los días que una vez acaba la jornada laboral, paso un buen rato zombi. Aunque cuando estoy metido en faena las horas me pasan volando. Hay días que a falta de un minuto para salir sigo tecleando, porque las ideas fluyen. Pero cuesta ponerse día tras día a pelearse con los mismos problemas, la mayoría de veces necesito ponerme música para aislarme y meterme en mi mundo para pensar, incluso cuando la sala esta en silencio. Desconfiad de una sala con informáticos en silencio, algo traman.
Tengo mis métodos, pero cuesta desconectar de una cosa así. Hace un rato, al poco de llegar a casa, mientras entraba en el lavabo, mi cabeza ha resuelto un problema (bueno hay que probarlo), pero lo que prueba es que hasta cuando no quieres la cabeza sigue dándole vueltas. Lo malo de todo es que me gusta mucho lo que hago. Debo de ser masoca.
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