Los calendarios de bomberos

Hola,

Estos días he tenido un día de mis vacaciones que sumando a los festivos que ha tenido la mayoría de gente se han convertido en cuatro. Así que he paseado por las dos ciudades de mi vida y me he topado con las estampas típicas navideñas. Entre estas están los bomberos y sus calendarios, y aún sabiendo que me repito os digo que: ¡esto se ha de acabar!¡Hay que acabar con esta farsa!¡Esos calendarios no son reales!
No digo que los que salen en las fotos no sean los bomberos que los venden, pero no son ellos. Haced este esfuerzo de imaginación. En una puntuación de cero a diez, mi cuerpo serrano se mueve en el dos. Supongamos que me salen abdominales y bultos de esos que tienen los bomberos. Ya estamos en cuatro. Un fotógrafo, a la que sea competente y ya no digamos bueno, o de los mejores, con las luces colocadas en su lugar, con su reflex bien calibrada, hace que mi cuerpo en una foto sea de siete. Del centenar de fotos en diferentes posturitas eliges la mejor, así mi cuerpo parece de ocho. Esa foto la recoge un profesional del diseño y a parte de añadir el mes correspondiente al lado de tu foto, la retoca, le pone luces, contrastes, balances de negros y te retoca ese tercer pezón. Mi cuerpo ya es de once o doce.

Si esto pasa conmigo que no va a pasar con unos tipos que de inicio ya tienen un cuerpo de seis o siete. Luego las mujeres de bien se compran el calendario. Las que buscan maromo con quien pasar la vida comparan con el calendario y el maromo pierde. Las que ya tienen churri llegan a comparaciones estilo: "Esto es una manguera y no lo que tengo yo en casa". No digo que no compréis los calendarios que nunca esta de más unos euros extra, para estos señores que nos salvarán la vida en algún momento, incluso cargarán a pulso a través del fuego a un tipo de noventa kilos y metro setenta y nueve si fuese necesario. Pero una vez comprado el calendario, arrancad las fotos o pegad la foto del cuerpo de vuestro churri encima del cuerpo del bombero, algo que haga que no nos deprimamos cada vez que nos topemos con el calendario y veamos a esos señores con esos bultos ahí colocados, en lugares que al menos a un servidor no se le han abultado nunca.