Veintiuno
Hola,
Seguramente lo habéis visto por la tele, escuchado en la radio o visto en los anuncios en papel, una marca de yogurts apela que los pruebes durante veintiún días para llevar una vida sana, dicen ellos, aunque en realidad es para engancharte al producto.
No es que el yogurt lleve nada especial que te provoque adición, simplemente la gente encargada de la publicidad conoce, o alguien que sabe se lo ha contado, la teoría de los veintiún días. Hay cosas que algún día la ciencia se encargará de demostrar que la sabiduría popular tenía razón. La de los veintiún días es una de estas verdades, que gurús de autoayuda, sabios en la meditación y algún que otro científico ya se han dado cuenta. Necesitas veintiún días para crear un hábito en tu cuerpo. Cuentan que Maxwell Matz, un famoso cirujano plástico, ya se dio cuenta a mediados del siglo pasado, que sus pacientes tardaban unos 21 días en acostumbrarse a sus nuevas narices, caras o tetas. Incluso los pacientes que pierden un miembro, si superaban esos 21 días también aceptaban esa perdida. Al parecer, veintiún días, es el tiempo exacto que nuestras neuronas tardan en aceptar los cambios que se producen en nosotros, como algo que ya es nuestro. Lo mismo pasa con los hábitos. Si durante veintiún días te obligas a beber un vaso de agua a las 8:33 minutos exactamente, el día veintidós tu cuerpo lo verá normal, incluso te lo pedirá. Si en lugar de un buen hábito es un mal hábito también se quedará.
Yo que soy malpensado doy por hecho que esta es la razón que en las empresas se impone el partir las vacaciones, para que no puedas pasar veintiún días descansando y luego te des cuenta de lo mierda que es trabajar. De los tiempos cuando yo me podía tomar todos esos días seguidos de vacaciones, tengo comprobado que hasta que no empiezo la tercera semana de vacaciones no me siento de vacaciones. Así que hace mas de una década que no disfruto de unas vacaciones.
Todo esto venía por el anuncio, y que me hizo gracia como utilizaban esa teoría de los veintiún días para vender mas, para que te enganches a su producto y pienses que es porque es bueno.
Seguramente lo habéis visto por la tele, escuchado en la radio o visto en los anuncios en papel, una marca de yogurts apela que los pruebes durante veintiún días para llevar una vida sana, dicen ellos, aunque en realidad es para engancharte al producto.
No es que el yogurt lleve nada especial que te provoque adición, simplemente la gente encargada de la publicidad conoce, o alguien que sabe se lo ha contado, la teoría de los veintiún días. Hay cosas que algún día la ciencia se encargará de demostrar que la sabiduría popular tenía razón. La de los veintiún días es una de estas verdades, que gurús de autoayuda, sabios en la meditación y algún que otro científico ya se han dado cuenta. Necesitas veintiún días para crear un hábito en tu cuerpo. Cuentan que Maxwell Matz, un famoso cirujano plástico, ya se dio cuenta a mediados del siglo pasado, que sus pacientes tardaban unos 21 días en acostumbrarse a sus nuevas narices, caras o tetas. Incluso los pacientes que pierden un miembro, si superaban esos 21 días también aceptaban esa perdida. Al parecer, veintiún días, es el tiempo exacto que nuestras neuronas tardan en aceptar los cambios que se producen en nosotros, como algo que ya es nuestro. Lo mismo pasa con los hábitos. Si durante veintiún días te obligas a beber un vaso de agua a las 8:33 minutos exactamente, el día veintidós tu cuerpo lo verá normal, incluso te lo pedirá. Si en lugar de un buen hábito es un mal hábito también se quedará.
Yo que soy malpensado doy por hecho que esta es la razón que en las empresas se impone el partir las vacaciones, para que no puedas pasar veintiún días descansando y luego te des cuenta de lo mierda que es trabajar. De los tiempos cuando yo me podía tomar todos esos días seguidos de vacaciones, tengo comprobado que hasta que no empiezo la tercera semana de vacaciones no me siento de vacaciones. Así que hace mas de una década que no disfruto de unas vacaciones.
Todo esto venía por el anuncio, y que me hizo gracia como utilizaban esa teoría de los veintiún días para vender mas, para que te enganches a su producto y pienses que es porque es bueno.
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