Amabilidad

Hola,

Si una cosa he aprendido en mis horas de hospital, con las estancias que nos regala mi padre de tanto en tanto, es que toda la gente, generalizando, siempre hay cafres, la gente se vuelve amable.
Subes al ascensor, y siempre hay un buenos días. Se bajan, se giran al salir y sale un buenas tardes. Un que tal va, cuando por las circunstancias coincides con gente muchos días seguidos. Un explicarte tal o cual cosa de sus hijos, nietos para llenar las largas horas de cama. Un compartir el mando, y monedas, de la única tele de la habitación. Y todo esto entre completos desconocidos.
Yo soy anti-social de nacimiento, no mala persona, pero la socialización no es mi fuerte, me sorprende gratamente este cambio en el humor de la gente. Hay excepciones, claro. Gente que le acaban de dar una mala noticia, y allí estas son muy malas. Gente que llega de urgencias y no están para hostias. Parece que un hospital se convierte en tierra sagrada, y que allí dentro se ha de dejar a un lado todo el mal rollo. Quizá habría que convertir el mundo en un hospital, pero quizá sin enfermos a los que queremos esto no funcionaria.

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