Contando vagones de tren
Hola,
Internet tiene estas cosas. Un tal Alejandro Pérez colgó esta foto en feisbuc el otro día. Para los que conozcáis Hospitalet, esta es una antigua foto, mediados de los 80 supongo, de lo que ahora es el cruce de Av. Carrilet con Amadeo Torner. En el momento en que está tomada esta fotografía el carrillet, que ahora da nombre a la avenida, ya no circulaba por estas vías.
Cuando si lo hacía, el muro de la fotografía no existía y este era una de los pasos para cruzar la vía que partía el barrio en dos. Yo vivía en uno de los edificios que asoman a la derecha de la foto, y de vez en cuando, mi abuelo y yo íbamos hasta esa pequeña casita que se ve al lado de la vía y los escombros. En sus buenos tiempos era un apeadero, pero para mi siempre será el lugar donde iba a contar trenes. Nos sentábamos allí y cada poco pasaba un comboi y yo empezaba a contar los vagones que pasaban por delante nuestro. El colmo de la felicidad era cuando a lo lejos veíamos venir uno tren de carga del cual no eras capaz de divisar el final, eso me iba a proporcionar contar hasta casi llegar a un millón... o mas.
No hecho de menos ni el apeadero, ni la vía que partía en dos el barrio y que produjo mas muertes que trenes yo llegué a contar, pero el alma de una fotografía si hace que eche de menos los momentos que, por allá los años 70, compartía con mi abuelo.
Internet tiene estas cosas. Un tal Alejandro Pérez colgó esta foto en feisbuc el otro día. Para los que conozcáis Hospitalet, esta es una antigua foto, mediados de los 80 supongo, de lo que ahora es el cruce de Av. Carrilet con Amadeo Torner. En el momento en que está tomada esta fotografía el carrillet, que ahora da nombre a la avenida, ya no circulaba por estas vías.
Cuando si lo hacía, el muro de la fotografía no existía y este era una de los pasos para cruzar la vía que partía el barrio en dos. Yo vivía en uno de los edificios que asoman a la derecha de la foto, y de vez en cuando, mi abuelo y yo íbamos hasta esa pequeña casita que se ve al lado de la vía y los escombros. En sus buenos tiempos era un apeadero, pero para mi siempre será el lugar donde iba a contar trenes. Nos sentábamos allí y cada poco pasaba un comboi y yo empezaba a contar los vagones que pasaban por delante nuestro. El colmo de la felicidad era cuando a lo lejos veíamos venir uno tren de carga del cual no eras capaz de divisar el final, eso me iba a proporcionar contar hasta casi llegar a un millón... o mas.
No hecho de menos ni el apeadero, ni la vía que partía en dos el barrio y que produjo mas muertes que trenes yo llegué a contar, pero el alma de una fotografía si hace que eche de menos los momentos que, por allá los años 70, compartía con mi abuelo.
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