El gol de Wembley
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"Toca Stoichkov, para Bakero, xuta Koeman..." y el resto es historia de fútbol. Así, ahora hace 25 años, narraba Joaquim Maria Puyal el momento más álgido de la historia del barcelonismo. Un club con mas de cien años de historia, campeón de ligas, copas del Rey, copas del generalísimo, copas de la UEFA, Recopa,... nunca jamás había logrado la gran copa de Europa. En sus filas habían militado algunos de los mejores jugadores de la historia del fútbol: Maradona, Kubala, Cruyff, Neskens,Luis Suarez, Schuster,... pero ninguno de ellos había podido lograr el ansiado premio. Dos veces habían llegado a la final, Berna y Sevilla, pero una vez los palos cuadrados de las porterías, y en la otra el dar el partido por ganado antes de jugar, les privó del gran premio.
Después de una de las mas grandes crisis del club, conocida como el motín del Esperia, el equipo se había renovado por completo, tanto de jugadores como de filosofía. Acababan de poner la última piedra de la filosofía que se inició con la Massia a mitad de los años 70, y la primera para cambiar la historia del fútbol mundial. El camino había sido complicado, un gol in-extremis in Kaiserlaurten, partidos con mas pena que gloria, pero allí estaban contra un correoso equipo italiano, en Londres, en el mítico estadio de Wembley. Los italianos no crearon muchas oportunidades pero casi marcan. El Barça chocaba una y otra vez contra el portero, los palos, los defensas,... los viejos fantasmas de la final de Berna volvían a surgir. Llegaron a la prórroga y nada cambiaba, y el fantasma de la final de Sevilla, perdida en la tanda de penaltis, volvía a renacer. Corrían los últimos momentos de la prórroga, y Eusebio controlaba el balón cerca del área y le hicieron falta. La cara de los jugadores italianos era de - no ahora una falta desde aquí no. Stoichkov, Bakero y Koeman se colocaron cerca de la pelota. Stoichkov la tocó suavemente para Bakero, este la paró y se apartó, para que Koeman que llegaba en carrera metiera un inmeso zapatazo ante el que Pagliuca, el portero italiano,nada pudo hacer por atrapar.
La maldición se había terminado, aunque al año siguiente jugaron otra final en Atenas y volvieron a perder, y no volvieron a una final hasta pasados trece años, pero la manera de jugar al fútbol había cambiado. En el inconsciente popular de los aficionados del fútbol quedó marcada a fuego la explicación táctica que el entrenador del Barça, y genio del fútbol llamado Johan Cruyff, les dio a sus jugadores antes de salir a jugar. Un simple, "Salid y disfrutad".
"Toca Stoichkov, para Bakero, xuta Koeman..." y el resto es historia de fútbol. Así, ahora hace 25 años, narraba Joaquim Maria Puyal el momento más álgido de la historia del barcelonismo. Un club con mas de cien años de historia, campeón de ligas, copas del Rey, copas del generalísimo, copas de la UEFA, Recopa,... nunca jamás había logrado la gran copa de Europa. En sus filas habían militado algunos de los mejores jugadores de la historia del fútbol: Maradona, Kubala, Cruyff, Neskens,Luis Suarez, Schuster,... pero ninguno de ellos había podido lograr el ansiado premio. Dos veces habían llegado a la final, Berna y Sevilla, pero una vez los palos cuadrados de las porterías, y en la otra el dar el partido por ganado antes de jugar, les privó del gran premio.
Después de una de las mas grandes crisis del club, conocida como el motín del Esperia, el equipo se había renovado por completo, tanto de jugadores como de filosofía. Acababan de poner la última piedra de la filosofía que se inició con la Massia a mitad de los años 70, y la primera para cambiar la historia del fútbol mundial. El camino había sido complicado, un gol in-extremis in Kaiserlaurten, partidos con mas pena que gloria, pero allí estaban contra un correoso equipo italiano, en Londres, en el mítico estadio de Wembley. Los italianos no crearon muchas oportunidades pero casi marcan. El Barça chocaba una y otra vez contra el portero, los palos, los defensas,... los viejos fantasmas de la final de Berna volvían a surgir. Llegaron a la prórroga y nada cambiaba, y el fantasma de la final de Sevilla, perdida en la tanda de penaltis, volvía a renacer. Corrían los últimos momentos de la prórroga, y Eusebio controlaba el balón cerca del área y le hicieron falta. La cara de los jugadores italianos era de - no ahora una falta desde aquí no. Stoichkov, Bakero y Koeman se colocaron cerca de la pelota. Stoichkov la tocó suavemente para Bakero, este la paró y se apartó, para que Koeman que llegaba en carrera metiera un inmeso zapatazo ante el que Pagliuca, el portero italiano,nada pudo hacer por atrapar.
La maldición se había terminado, aunque al año siguiente jugaron otra final en Atenas y volvieron a perder, y no volvieron a una final hasta pasados trece años, pero la manera de jugar al fútbol había cambiado. En el inconsciente popular de los aficionados del fútbol quedó marcada a fuego la explicación táctica que el entrenador del Barça, y genio del fútbol llamado Johan Cruyff, les dio a sus jugadores antes de salir a jugar. Un simple, "Salid y disfrutad".
Gol de Koeman a la final de la Copa Europa
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