Se acabó
Hola,
Hoy oficialmente ETA ha desaparecido, o todo el caso oficial que se le puede hacer a unos terroristas. A efectos prácticos eso sucedió hace casi una década. Ahora saldrán todos los partidos políticos peleándose por colgarse medallas al respecto de este hecho. El que ya manda en España ya lo ha hecho, ellos que en ningún momento han llegado a negociar con nadie y cuyas únicas acciones llevadas a cabo contra la banda terrorista son el desenlace de acciones que estaban en marcha mucho antes de que ellos llegaran al poder. El actual presidente del Gobierno se llenaba ayer la boca con palabras en las que se felicitaba que la banda no había conseguido sus objetivos. Y es así, pero explícaselo a los varios centenares de muertos que han causado, unos 800, y a las familias de estos, que por cierto muchas dicen sentirse desamparadas en las situaciones colaterales que han llegado de los atentados y utilizadas para sus fines propagandísticos por Gobierno cuando les ha convenido.
Ojalá sea cierto y no volvamos a saber de ellos si no abrimos un libro de historia, pero a mi siempre me quedará marcado lo que sucedió con una de sus víctimas. La noticia la conocí porque Luis Miguel Arconada, uno de los mejores porteros de la historia del fútbol, había ido a visitar a un niño a un hospital. Eran los años 80, el niño volvía a casa del colegio, o al revés, el tiempo hace que los detalles se borren. Le encantaba el fútbol y al ver una mochila por la calle decidió chutarla. En ella había un explosivo de ETA preparada para algún objetivo, y claro, la bomba le explotó y el acabó perdiendo parte de la pierna. Como os digo eso pasó hace mucho y los detalles son borrosos, aunque buscad en internet y hallaréis los datos concretos, yo lo he hecho.
El niño se llama Alberto Muñagorri y el hecho sucedió el 26 de junio de 1982 por lo que perdió un pie, un trozo de pierna y un ojo. La bomba era para atentar contra una central eléctrica que había en el pueblo del niño. Para mi borrosa memoria, siempre será el día que aprendí que hay gente mala por el mundo.
Hoy oficialmente ETA ha desaparecido, o todo el caso oficial que se le puede hacer a unos terroristas. A efectos prácticos eso sucedió hace casi una década. Ahora saldrán todos los partidos políticos peleándose por colgarse medallas al respecto de este hecho. El que ya manda en España ya lo ha hecho, ellos que en ningún momento han llegado a negociar con nadie y cuyas únicas acciones llevadas a cabo contra la banda terrorista son el desenlace de acciones que estaban en marcha mucho antes de que ellos llegaran al poder. El actual presidente del Gobierno se llenaba ayer la boca con palabras en las que se felicitaba que la banda no había conseguido sus objetivos. Y es así, pero explícaselo a los varios centenares de muertos que han causado, unos 800, y a las familias de estos, que por cierto muchas dicen sentirse desamparadas en las situaciones colaterales que han llegado de los atentados y utilizadas para sus fines propagandísticos por Gobierno cuando les ha convenido.
Ojalá sea cierto y no volvamos a saber de ellos si no abrimos un libro de historia, pero a mi siempre me quedará marcado lo que sucedió con una de sus víctimas. La noticia la conocí porque Luis Miguel Arconada, uno de los mejores porteros de la historia del fútbol, había ido a visitar a un niño a un hospital. Eran los años 80, el niño volvía a casa del colegio, o al revés, el tiempo hace que los detalles se borren. Le encantaba el fútbol y al ver una mochila por la calle decidió chutarla. En ella había un explosivo de ETA preparada para algún objetivo, y claro, la bomba le explotó y el acabó perdiendo parte de la pierna. Como os digo eso pasó hace mucho y los detalles son borrosos, aunque buscad en internet y hallaréis los datos concretos, yo lo he hecho.
El niño se llama Alberto Muñagorri y el hecho sucedió el 26 de junio de 1982 por lo que perdió un pie, un trozo de pierna y un ojo. La bomba era para atentar contra una central eléctrica que había en el pueblo del niño. Para mi borrosa memoria, siempre será el día que aprendí que hay gente mala por el mundo.
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