Nunca sabemos que está por venir
No se si te escribiré con la misma frecuencia, a partir de ahora. Pasados catorce meses de tu muerte el dolor de no tenerte es menos intenso. No me mal interpretes, sigue doliendo que no estés, pero es como ese dolor en las rodillas que duele pero al final te acostumbras. He vuelto al campo del Sants, y mientras espero la llegada del metro, y veo que no estás allí, a mi lado, algo punza mi corazón y llena mis ojos de lágrimas, hasta que respiro hondo y todo vuelve a su estado normal. Por cierto los habituales han preguntado por ti, aunque alguno ya sabía de tu muerte. ¿Sabes que te vas perder un marcador electrónico? Sólo hemos tardado 100 años en tener uno.
Míriam sigue siendo un tornado, tanto aprende a hacer ganchillo como mete la mano en una plancha caliente, tanto busca pelear con cualquiera como pone dinero de su hucha para los niños pobres. Tu otra nieta acaba de grabar un vídeo bailando con los de TV3, que dicen saldrá en Enero. Lo suyo con el baile es natural.
Mañana, día 23, se cumplirán siete años de esta foto en el bar de los 4 hermanos, mientras desayunabas con el José Miguel. Todo era diferente aquel día, nadie esperaba una pandemia, ni que hoy tu ya no estuvieras aquí, ni el dueño del bar, ni la yaya, ni la Julia... puta vida.
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