Dos años y once meses
Dos años y once meses. No es que lleve la cuenta del tiempo que hace que no te veo, al igual que no lloró cada vez que te veo en una fotografía. No es que lleve la cuenta del tiempo que hace que no te veo, como tampoco te tengo presente en muchas de las cosas que hago cada día. No es que te eche de menos ni nada de eso, ni que lleve dos años y once meses escribiendo aquí esperando que de alguna manera llegues a leerlo.
Estoy a pocas semanas de cumplir medio siglo, medio siglo donde me han pasado grandes cosas, pero desde hace dos años y once meses la vida se me caló. Por suerte ya vuelve a estar en marcha, pero nada es igual.
Cuando se cumplan los tres años, estaremos de vuelta de allí donde hicimos uno de los últimos grandes viajes, con Leyre siendo un bebé, el último gran viaje "normal", donde nos discutimos y me enfadé contigo como era "normal". Es curioso lo que uno acaba echando de menos.
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