Lo que me falta

Hola,

Hoy toca un post de aquellos trascendentales, de auto-lloriqueo, porque si, porque me sale de dentro. El viernes por la noche, rompí mi rutina de tortilla de patatas y desconexión viendo alguna vieja película, por ir a celebrar el cumple de Nuri. Y quizá la rotura de la rutina, o quizás otras cosas, me hizo ponerme a pensar.
Pensar en mí, en donde estoy, y que quiero. Las conclusiones fueron que trabajo en algo que me gusta, y eso es mucho, aunque a nadie se le escapa que eliminando los palos de las ruedas sería mejor. Y lo que me gusta que Joan, y aquí no puedo evitar mi punto de vanidad, llegue a consultarme cosas como si yo tuviera las respuestas. El tiempo le enseñará, que solo necesitaba tiempo, para ser mucho mejor de quien ahora pregunta. Tengo una familia maravillosa, cuadrúpedo incluido, y una salud lo suficientemente buena. Gano lo justo para pagar una hipoteca en Hospitalet, los recibos, para comer, y muy de tanto en tanto darme el lujo de ir al cine, comprarme un libro o comprar el último cómic de Zits. Y todo ello yo solito. Hasta escribo en este blog, y la gente me lee, nunca dejaré de sorprenderme por ello. ¿Entonces de que te quejas? Pues de no tener a Leonor Watling cocinándome unos spaghetti solo con un delantal, con eróticas consecuencias. (ver vídeo)
No tiene porque ser Leonor, pero si se apunta, le aseguro que no saldré corriendo como hace Frodo. Pero de no ser ella, simplemente me gustaría ver en los ojos de una mujer, que esta enamorada de mi, mientras yo lo estoy de ella. Dejar la odiosa costumbre que esa sensación siempre sea unilateral. Seguro que en parte es culpa mía, de mi manera de ser, que no es una manera fácil. O de mis estúpidas reglas éticas como que hoy en día no sea menor de 27 años, que sea mas o menos alta, que no trabaje conmigo, que viva relativamente cerca, que piense por si sola,... reglas que podría saltarme, y me he saltado, pero no estaría a gusto conmigo mismo, y ella lo acabaría pagando. Vamos, que es una faceta de mi que no suele ser fácil, y yo tampoco lo pongo mucho. Pero me preocupa que de un tiempo a esta parte no dejo de oír un reloj, que hace tic-tac, y que cada vez suena mas fuerte. Seguramente es el despertador, pero no quisiera despertarme un día y descubrir que mi despertador es eléctrico, y que el tic-tac era una señal. Pero aunque mi corta inteligencia no le ve fácil solución a corto plazo de mis tribulaciones, seguiré buscando, o volveré a la rutina, para no volver a pensar.

Para acabar, solo dar gracias a Alex De la Iglesia, por no suprimir la escena de los spaghetti.

Reportaje de Cinema3 sobre la película "Los crímenes de Oxford"