Subiendo el Everest

Hola,


Y aquí estamos, mejor dicho estoy. Hoy hace una semana que volví a trabajar, y nunca había estado tan contento de hacerlo. Aún me quedan restos de hipocondría, que hacen que vaya de estufa en estufa, o por la calle tapado hasta las cejas, o que me haya comprado vitaminas como me suguirío Renata, y todo ello para no volver a coger un solo soplo de frío que haga que pille ni un triste estornudo.
Y he vuelto en una semana, de las que entran en la categoría de complicadas en mi trabajo. He pasado días, en lo que todo lo que he hecho ha sido reparar errores. Errores de aquellos que no surgen si no se estresa el sistema, y ahora el sistema lo esta. Y con el sistema estresado, la gente de un lado y del otro de la web, también lo están. Los del lado usuario, y que conozco, solo hacen que comentarme con ironía, las excelencias del servicio del que tan bien les había hablado. Mientras que los que no conozco, se han acordado ya tantas veces de nuestras madres, que ya no prestas ni atención. Los de detrás de la web, aquellos que han de parar los golpes y poner la otra mejilla, solo hacen que trabajar a tope, a salto de mata y sin descanso, y solo ven crecer las quejas, los problemas y los errores, y se ven a mitad de la subida a este Everest, el cual no pueden dejar de subir. Y la única respuesta que puedes darles es "paciencia".
Paciencia, porque los errores cometidos, no los puedes subsanar ahora, ya que de hacerlo, la solución llegaría cuando todo ya habría pasado. Lo malo, es que cuando todo haya pasado y se puedan hacer cambios, los que han de recordar habrán olvidado, no se hará nada, y volveremos a pringar de aquí 365 días. No es una predicción, es lo que llevamos haciendo los últimos años. No se si recordáis la campaña aquella de "La feina ben feta no te fronteres, la feina mal feta no te futur" (El trabajo bien hecho no tiene fronteras, el trabajo mal hecho no tiene futuro), pues parece que si tiene futuro, mientras se ganen pelas. No en vano esto es un negocio.