El viejo Cadillac

Marcos, como cada primer domingo de mes, subía hasta llegar a pies de Tibidabo. Desde hace años, sin jamás haberlo hablado, se encontraba en el Merbeye con su viejo amigo Carlos. Simplemente cada primer domingo de mes, se encontraban allí, desayunaban, hablaban, y admiraban las vistas de la ciudad.
Al bajarse del tranvía Blau, vio como Carlos bajaba de su coche tuneado, del que salía música a todo volumen. Vestido con ropa de marca, pelo muy corto, y con esas gafas oscuras, todo para ocultar sus ya 30 años. Para ligar nenitas como decía él.
Al sentarse en la terraza del bar, Marcos pidio un cortado, y Carlos un Martini.
-No has bebidos bastantes ya durante la noche
-Pues no. No he tenido tiempo. A eso de las 2 me he ligado una rubia de esas impresionantes del Before, y le he enseñado todo lo que se puede hacer en mi coche.
-Joder, paga una habitación. O mejor, ves a tu casa, o a la de ella. Que ya no tienes edad, y un día de estos te vas a hacer daño.
Carlos con una media sonrisa en la cara, le respondió. "Es que en su casa, están sus padres".
-Nunca he dudado que eres un asalta cunas.
-¿Y tu que? ¿Ya te has zumbado a la bajista?
-¡¡Dios!! Lo tuyo es monotemático. ¡¡Que tiene novio!!
-¿A caso eres celoso?
-Pues si.
-No me extraña oyendo vuestros temas.
-¿El que no te extraña?
-Que seas un ñoño. Anda que no dan el coñazo por la radio con vuestra última cancioncilla. "Te quiero, te quiero,..." – cantó Carlos con la voz medio afónica intentando imitar al cantante del grupo de Marcos.
-No te digo que no, pero la ñoñeria vende. Ganar dinero, ¿sabes que eso? – dijo en tono burlón.
-No me jodas, es demasiado pronto para oír tonterías. – contesto Carlos mientras daba un sorbo a su Martini, se levantaba las gafas de sol, cerraba los ojos y se ponía mirando al calido sol de la mañana.
-¿Sabes a quien vi el otro día? – pregunto Carlos, mientras Marcos negaba con la cabeza.
-Yo estaba en una cafetería...
-¿cafetería? Ahora los llaman así.
Carlos medio sonrío, y continuó como si no le hubiera oído. Estaba en una cafetería, y por una de las ventanas, vi pasar a Marisa, con su hermana que tiraba de un carrito. Por lo visto la hermana ha tenido otro niño. Es que no paran.
Marcos suspiró, mientras por su cabeza se pasaba la idea de si decírselo o no. Finalmente abrió la boca y le salió un atropellado . "Yo la vi".
-¿A quien?
-A Marisa.
-¿Cuándo?
-Hará unos tres meses.
-Cabrón, y ¿porque no me lo dices?
-Pensé que no querrías saber nada de ella.
-¿Cómo esta?
-Bien. La vi mientras salía del banco, con su marido...- hizo una pausa mirando la reacción de Carlos.
-¿Se ha casado?
Carlos afirmó con la cabeza. "Me preguntó por ti, que si te veía".
-¿Se la veía feliz?
-Estaba embarazada, de seis, o siete, meses.
"¡¡Guau!!" Dijo para sí. "La Marisa casada y embrazada". Pasaron unos segundos de silencio, y entonces se dio cuenta. Mirando a Marcos le dijo "Entonces el bebe..."
Pasaron unos minutos en los que no se dijeron nada, ni se miraron, hasta que Carlos rompió el silencio.
-Teníamos planes. Ella, ella... – dudo segundos en encontrar la palabra – me molaba.
"La querías". Afirmó Marcos en un tono seco pero sereno. Carlos sacó un cigarro, y le ofreció otro a Marcos, el cual negó con un ligero movimiento de cabeza. Sabía que no fumaba, pero aún así cada vez le ofrecía.
-Ella quería ser actriz. Íbamos a viajar hasta Los Ángeles. Allí se haría famosa en Hollywood. Es una gran actriz, ¿sabes? Mientras le llegaba la oportunidad, yo curraría para que ella se pudiera centrar en su carrera. Y luego cuando ya fuera famosa, yo me dedicaría a ir por ahí, por la ruta 66 esa, con un viejo Cadillac, o con una Harley.
-Cosas que pasan.
-Me alegro que la vida le vaya bien... ya no había vuelto a pensar en ella... se marchó... no volvió a llamarme... ¡¡Uy!!, he de irme - dijo mirando nerviosamente la hora en su móvil, y levantándose a toda prisa de la mesa.
-Tranquilo esta la pago yo – Mientras le veía nervioso buscando la cartera
Con una sonrisa forzada y haciendo un doble chasquido con la boca dijo "Entonces te debo una", mientras salía a toda prisa.

Unas semanas más tarde Marcos llegaba al estudio, donde ya estaban los demás. "Tengo un tema, ¿lo queréis escuchar?". Se sentó ante el piano y empezó a cantar a medía voz:

"Siempre quise ir a L.A.
Dejar un día esta ciudad
Cruzar el mar en tu compañía."

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Cadillac solitario - Loquillo y Los trogloditas (A por ellos que son pocos y cobardes 1989)

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