Intentando hacer cosas sin querer

Llevo días esperándote a que vuelvas a casa pero parece que no lo vas a hacer. Preguntándome ¿y ahora qué? ¿Qué supones que hemos de hacer sin ti? Sabes que no soporto ver un cadáver, ni ver llorar a quienes quiero, y me he pasado dos días viendo el tuyo y viendo llorar a los que te quieren, simplemente para hacerte ver que Míriam y Leyre te esperan que vayas a buscarlas al cole, que la Nati necesita a alguien con quien discutir por idioteces, que la Juanita te necesita cuando se le rompe algo, que yo te necesito para ir a ver los partidos del Sants, que la mama simplemente te necesita a su lado... pero parece que algo mas importante te retiene.

Sigo sin entender porque te has ido de golpe y a toda prisa. Podría llegar a entender que hubieras dejado de quererme, pero es improbable que hubieras dejado de querer a la Juanita, a la Leyre o a la Míriam, y ya es imposible que hubieras dejado de querer a la mama

Otra posibilidad es que te hubieras cansado de vivir, y entiendo que desde lo del cáncer estos últimos años la vida era una mierda, que pasábamos un par de veces al año en el hospital y que había decenas de visitas molestosas todos los años, pero era vida. Seguías haciéndole fotos a todo, animando al Sants y al Barça. Continuabas con tus crucigramas y viendo todos los concursos de la tele, paseando por el barrio, yendo a buscar a tus nietas al cole... 

Quizá querías ver a tus padres, yo también tengo ganas de volver a ver al yayo, a Stitch, yo también le echo de menos, pero podían esperar un par de décadas mas, para ellos el tiempo no es importante. 

Además mientras te alejabas con la camilla te dije - hasta luego - y eso implica un contrato por el que tienes que volver. No puedes incumplir un contrato así, y sino ¿para que preguntaste si estaríamos cuando salieras?, porque allí estábamos en aquella mierda de sala y tú ya no. ¿Y eso que ibas a estar con la mama el resto de su vida? Demasiadas promesas rotas en un instante para alguien que nunca rompió ninguna.

Así que no entiendo porque te fuiste, quizá por aquellos que repetías que todo el mundo tiene su hora escrita y el domingo pasado era la tuya, pero no lo acepto.

Llevo días que a ratos pienso en todo eso que ya no verás y tenías que ver. Tenías que habernos visto envejecer a la Juanita y a mi, tenías que haber visto hacerse personas mayores a la Leyre y a la Míriam. No vas a estar en las fotos de la comunión de la Míriam así que ¡ni se te ocurra perder su dibujo!. No volverás a ser el vigilante de lo que sucede en la escalera, a apuntar mi lista de la compra, nadie volverá buscar ese tenedor que mejor pincha y el cuchillo que mejor corta para ti. Ahora tendremos un problema para abrir las botellas de cava, nadie correrá por quedarse con el costró, ni a remugar por que le faltan hojas blancas o bolis. Nadie sabrá decirnos a la Juanita y a mi que es ese ruido raro del motor, nadie volverá a enfadarse por empezar a comer antes de las dos o a cenar antes de las nueve. No volveremos a compartir un partido de fútbol, ni despotricaremos de la alineación, ni compartiremos mas concursos en familia... Demasiadas cosas que ya no pasarán.

Se que me he enfado muchas veces contigo, pero llevo dos días donde solo nos veo a ti y a mi en momentos felices. Ese Belén gigante que teníamos cuando empezamos en esto de ser padre e hijo. Esa maqueta de tren que querías para mi, pero lo siento, nunca fue mi fuerte. El Scalextric, los puzzles aunque eso siempre se le dio mejor a la Juanita. Por ti tuve mi primer ordenador y mira la que has liado. Aunque fueras un coñazo en los viajes, aunque en las fotos se vea mas el paisaje que nosotros, siempre se me queda lo mejor de ellos en la memoria. Álex se acordaba, y lloraba, de esos días en Las Planas en los que se quedaba a pasar el verano con nosotros cuando éramos niños. También están esos veranos de playa con desayuno y comida bajo los pinos. Los goles del Sants cuando el partido estaba chungo y esa Coca Cola a la media parte. Las comidas de Navidad en casa de la Nati con un millón de personas. Tu pasión por los trenes y sus máquinas. Ese millón de horas perdidas que intentaste que supiera de electricidad, mecánica, pintura,....

Soy muy feliz por haber compartido mis primeros 46 años, 11 meses, y 6 días contigo, pero llevo días que he de hacer grandes esfuerzos por no romper a llorar desconsolado cada vez que pienso en ti, y eso es casi cada puto segundo de estos últimos días. Y no quiero, porque lo único que quiero es que estés aquí. Así que como el mundo no deja de girar, haré como dice la canción, voy a ser un cuadro de bifrontismo donde la cara vista será un anunció de Signal y la otra aquella que surge como resulta de no querer dejar de quererte y que te echa de menos.



Algún momento de 1983

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