La venganza del rock

Hola,

Hace un par de días acudí a una de esas series de tres conciertos que hacían en la avenida Reina Maria Cristina por las fiestas de la Mercè. Para empezar salieron una banda de chavales catalanes llamados Amelie. Música de la que se consume ahora, y estilo que te recuerda a todas y cada una de las nuevas bandas prefabricadas que llenan el mundo pop. No lo hacen mal, pero si es mas de lo mismo, sin personalidad diferencial.
Los segundos en salir eran Dover, la banda de las hermanas Llanos, nada que ver con los que les habían precedido. Como recordó uno de los presentadores del evento, estas chicas ya tocaban encima de un escenario cuando mucho de los chavales que me rodeaban acababan de entrar en la guardería. Empezaron en los primeros años de los noventa, pero no fue hasta 1997 cuando sacaron ese primer disco que las lanzo al estrellato del rock alternativo y duro. Así durante cuatro discos y entonces decidieron dar un giro radical a su sonido, volviéndose electrónicos en el 2006.
Yo con la actuación de hace un par de días recuerdo haberlos visto en directo tres veces. La primera vez no recuerdo cuanto hace, pero debió de ser hace algo mas de diez años, en el Palau Sant Jordi creo. No recuerdo el momento exacto, pero si recuerdo perfectamente que fue la primera vez que tuve la sensación de entender esa frase que tantas veces había leído, "el grupo descargo toda su potencia en directo". Era un sonido duro, contundente, casi ensordecedor, pero que si te dejabas ir notabas todo al rítmica de la buena música. La segunda vez fue hace unos cinco años, ya estaban en su fase electrónica e iban como teloneros de no recuerdo quien. Me decepcionó lo que vi y me decepcionó esa revisión de todos los temas que me gustaban bajo un sonido electrónico.
La tercera vez fue el viernes, y el concierto me gusto porque combinaban con mucha soltura temas viejos, en su versión original sin atisbo de electrónica, que nos contentaban a los viejos del lugar, con los temas electrónicos que hacían cantar y bailar enloquecidamente a la chavalada. Aunque viéndoles cargar y dar buena cuenta de litronas, tetrabricks de vino y otros líquidos coloridos, no identificables, en botellas de plástico sin etiquetas, no descartaría que los movimientos no fueran cosa de la música.


Dover en la actualidad

Llegaron los bises. Salieron solas las dos hermanas, Amparo a la guitarra y Cristina con solo un micro, y tocaron Loli Jackson versión anunció de bebida, el cual la gente coreo. Una vez finalizado entró el batería, mientras el bajista salía de una caja estilo Houdini. Amparo se acercó al micro y dijo que iban a tocar "Devil came to me". Fue perderse el eco de ese "mi", y las guitarras empezar a ser rascadas a todo volumen, el bajista hacía resonar al máximo las cuatro cuerdas y la batería sonaba como una explosión. Después de diez años volvía a ver a ese grupo que vi una vez, descargando de nuevo toda su potencia sobre un escenario.
Tras los primeros segundos de éxtasis y viejos recuerdos me fijé a mi alrededor. La chavalada, bebidas en mano, se miraban atónitos unos a los otros sin entender todo aquel "ruido". En ese momento el rock orgánico, aunque tocado con instrumentos eléctricos, se estaba vengando de toda la música electrónica.
Fueron cinco minutos donde se veía sonreír a Amparo, disfrutar al batería, no se que hacía el bajista porque se escondía detrás de su melena estilo Slash y de ver a Cristina por la pantalla gigante en pose de estar provocando al mismo diablo.
Después de esos increíbles cinco minutos, acabaron tocando "Let me out" que los reencontró con la chavalada que durante un momento se vio perdida. Y se fueron.
Detrás de ellos apareció Macaco y me sorprendió. Tanto él como toda la banda que le acompaña, pero esta historia será para otro día. Solo decir que si os gusta la buena música, pero no sois de Macaco, dadle una oportunidad en directo y os convencerá.
De esta historia solo se pueden sacar dos conclusiones. Una es que me hago viejo. La otra que la música orgánica, siempre estará ahí para vengarse.

Comentarios

  1. Pues leyéndote casi es cómo haber estado allí. Un lujo de descripción. Besitos

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