Entierro de la sardina

Hola,

Hoy es miércoles de ceniza, final de carnaval, el día del entierro de la sardina y yo no me he enterado hasta última hora de la noche. De pequeño, unos días antes ya había en casa esa sardina, colgada de una caña y con un vestidito. Nunca he entendido porque las sardinas siempre eran femeninas.
Llegado el miércoles, al salir del cole, iba con mi caña y enterrábamos la sardina en algún lugar de tierra, por aquel entonces aún no todo era cemento y asfalto. Y de vez en cuando, aparecía una panda de gitanillos que a la carrera te jodían la tradición, pegando tirón del hilo y llevándosela. ¿Para comer? No, solo por joder. De aquellos actos que nunca he entendido, de joder al prójimo, aunque sea un crío tontorrón como yo, por hacer la gracia.
Como he dicho, hoy hasta última hora no me he enterado de que día era. He pasado el día preocupado por hacer correr el sistema, enfadado conmigo mismo porque las cosas no salían y encima me ponían trabas, enfrascado en mil y un problemas... vale, dos o tres pero enfrascado. Si esto es hacerse mayor que me devuelvan el dinero.

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