Nuevo lugar, viejo trabajo

Hola,

Si supiera escribir diría algo parecido a esto: Al cruzar el umbral de la puerta y girarme para echar un último vistazo pude ver la habitación desangelada, desértica, vacía de gente y muebles, pero llena de recuerdos. Malos recuerdos que se quedarán allí, como fantasmas de un viejo edificio, mientras los buenos momentos se venían conmigo en el corazón. Pero no se escribir.
Así que lo dejaré en que da pena, mucha pena. Lo he mirado y llevo siete años y faltan pocos días para cinco meses con la misma rutina, no con la misma gente, ya que quedan pocos de los del principio, pero diremos que con la misma familia. Sí, han habido momentos malos, muy malos, pero fiuuuu, borrados de un plumazo, y el cerebro que es sabio se quedará con los buenos.
Los días que vienen seguirán siendo raros como estos últimos. Los últimos lo eran por no tener a la vista a Bea, Esther, Nuri, Roger o Guido, sí Guido te he echado de menos. Los nuevos lo serán por un nuevo lugar físico de trabajo, con diferente mobiliario para hacer la misma faena, pero ahora sin Albert y Joan. Dentro de ocho años os hablo de como va, y de como le explico a los nuevos de cuando yo trabajaba en Poble Nou.
Todo cambia, todo permanece.

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