A la deriva
Hola,
Hoy os cuento la primera entrega de una historia de aventuras, de un folleto como aquellos que escribía el señor Dumas sobre mosqueteros. Nuestro héroe es un tipo estilo al "Pirata cojo" de la canción de Sabina, o un tipo como aquel "Bajel pirata que llaman, por su bravura, el Temido, en todo mar conocido del uno al otro confín." del poema de Espronceda.
Estamos encima de un barco, al lado de la armada invencible, frente a las costas de Estambúl, y en algún barco Miguel de Cervantes aún conserva sus dos manos. Llevamos un buen rato luchando contra el turco, y nos hemos defendido bien. Ellos nos han enviado a paseo un trozo del palo de mesana. El capitán durante la batalla ha dado un par de bandazos, pero nada que la suerte no haya arreglado, pero ahora con las velas tocadas, las bajas y un par de agujeros, necesita pericia mas que suerte ya que hemos enderezado el barco camino a unas rocas que sobresalen del mar, cerca de la costa. El capitán dice que todo esta bajo control, mientras les ordena a los arcabuceros que arrimen el hombro y arríen las velas del trinquete, mientras ellos se miran, sin saber de que habla. Al cocinero que ayude a retirar heridos. Y al matasanos que use la aguja para zurcir las velas rotas.
Nuestro valiente héroe ve como unas rocas pueden hacer el trabajo que no han hecho los turcos. Piensa que puede saltar, sabe nadar y el mar no le preocupa, lo que mas le preocupa es que sea rescatado por un barco enemigo. La otra opción es esperar a ver que sucede. Él no puede manejar el barco, ni sabe, pero piensa que aquello va camino al desastre. ¿Saltará o esperará a ver que pasa? Otro día seguimos la historia.
Hoy os cuento la primera entrega de una historia de aventuras, de un folleto como aquellos que escribía el señor Dumas sobre mosqueteros. Nuestro héroe es un tipo estilo al "Pirata cojo" de la canción de Sabina, o un tipo como aquel "Bajel pirata que llaman, por su bravura, el Temido, en todo mar conocido del uno al otro confín." del poema de Espronceda.
Estamos encima de un barco, al lado de la armada invencible, frente a las costas de Estambúl, y en algún barco Miguel de Cervantes aún conserva sus dos manos. Llevamos un buen rato luchando contra el turco, y nos hemos defendido bien. Ellos nos han enviado a paseo un trozo del palo de mesana. El capitán durante la batalla ha dado un par de bandazos, pero nada que la suerte no haya arreglado, pero ahora con las velas tocadas, las bajas y un par de agujeros, necesita pericia mas que suerte ya que hemos enderezado el barco camino a unas rocas que sobresalen del mar, cerca de la costa. El capitán dice que todo esta bajo control, mientras les ordena a los arcabuceros que arrimen el hombro y arríen las velas del trinquete, mientras ellos se miran, sin saber de que habla. Al cocinero que ayude a retirar heridos. Y al matasanos que use la aguja para zurcir las velas rotas.
Nuestro valiente héroe ve como unas rocas pueden hacer el trabajo que no han hecho los turcos. Piensa que puede saltar, sabe nadar y el mar no le preocupa, lo que mas le preocupa es que sea rescatado por un barco enemigo. La otra opción es esperar a ver que sucede. Él no puede manejar el barco, ni sabe, pero piensa que aquello va camino al desastre. ¿Saltará o esperará a ver que pasa? Otro día seguimos la historia.
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