Sin educación
Hola,
Hace unos meses, coincidiendo en el tiempo con la muerte de mi prima, me pareció que la ducha me pegaba picotazos, como pequeñas descargas eléctricas, pero como físicamente estaba de bajón pensé que eran cosas mías. Probé otros grifos, incluso hice probar a la familia, y nada, cosas mías.
Un día no hace mucho me encontré con una vecina y me pregunta "¿Te da picotazos al tocar el grifo?" Por lo visto era cosa general, y solo con el agua caliente y no en todos los grifos. La comunidad se ha gastado una pasta en un electricista y tras varios días, acaba descubriendo que es todo cosa de un vecino. No le gustaba la cocina de gas, se encontró una encimera tirada en la calle, la "instaló" cortocircuitando con el gas, y claro, le saltaba la luz. Así que puenteó los cables para evitar al diferencial y listos. A electrocutar a toda la escalera.
La historia del aprendiz de electricista a fin de cuentas es anecdótica, en cambio lo que no lo es, es aquello que impulsa a unos cuantos a no adaptarse al lugar donde te vas a vivir. Hay normas, quizás demasiadas, sobre que se puede hacer y lo que no. Que no se puede cambiar los cables eléctricos así como así, ni las tuberías, ni las paredes,... normas de convivencia, de educación, de urbanidad... y la mayoría nos esforzamos por cumplirlas y somos consciente que incumplirlas puede perjudicar a otros. En cambio, solo necesitas un gilipollas para poner en peligro tu vida, y dado los antecedentes cualquier día tenemos una desgracia de verdad. Ya me vendréis a ver al hospital.
Hace unos meses, coincidiendo en el tiempo con la muerte de mi prima, me pareció que la ducha me pegaba picotazos, como pequeñas descargas eléctricas, pero como físicamente estaba de bajón pensé que eran cosas mías. Probé otros grifos, incluso hice probar a la familia, y nada, cosas mías.
Un día no hace mucho me encontré con una vecina y me pregunta "¿Te da picotazos al tocar el grifo?" Por lo visto era cosa general, y solo con el agua caliente y no en todos los grifos. La comunidad se ha gastado una pasta en un electricista y tras varios días, acaba descubriendo que es todo cosa de un vecino. No le gustaba la cocina de gas, se encontró una encimera tirada en la calle, la "instaló" cortocircuitando con el gas, y claro, le saltaba la luz. Así que puenteó los cables para evitar al diferencial y listos. A electrocutar a toda la escalera.
La historia del aprendiz de electricista a fin de cuentas es anecdótica, en cambio lo que no lo es, es aquello que impulsa a unos cuantos a no adaptarse al lugar donde te vas a vivir. Hay normas, quizás demasiadas, sobre que se puede hacer y lo que no. Que no se puede cambiar los cables eléctricos así como así, ni las tuberías, ni las paredes,... normas de convivencia, de educación, de urbanidad... y la mayoría nos esforzamos por cumplirlas y somos consciente que incumplirlas puede perjudicar a otros. En cambio, solo necesitas un gilipollas para poner en peligro tu vida, y dado los antecedentes cualquier día tenemos una desgracia de verdad. Ya me vendréis a ver al hospital.
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