La inmensidad digital

Hola,

La madre, o el padre, acaban de fallecer y los hijos han de ir a recoger todos los enseres de su ser querido de la casa familiar. Abren armarios y cajones en los que poco a poco van sacando recuerdos de momentos vividos. Así llegan hasta una caja de zapatos que está en el fondo del armario, debajo de la colcha vieja de repuesto, y al abrirla encuentran unas viejas cartas atadas con un cordel... así podría empezar cualquier relato de descubrimiento de un pasado de un familiar querido de cualquier buena historia... antigua.
Antigua porque ahora seria algo así: Los hijos después de recoger los enseres abrieron el portátil de la madre, o el padre. Las claves de acceso las había dejado enganchadas en un post-it en la pantalla cuando creyó que esta vez el final sí era irremediable. Al acceder a la cuenta de mail descubren una carpeta con un misterioso nombre y al leer los mails que contenía....
Las viejas cartas, de amor o desamor o de secretos inconfesables, que por alguna estúpida razón guardábamos olvidadas en un cajón, con la secreta idea de que algún día, cuando ya no estuviéramos, alguien las leyera, son los actuales mails que dejamos perdidos o escondidos entre los mails del día a día. Quizá les hayamos creado una carpeta especial y allí queden olvidados. Quizá es el propio mail quien los almacena apartados en "tus círculos","tus contactos" o cualquier otra clasificación. Quizá los sigues teniendo allí en la bandeja de entrada, con los demás mails, pero deberías de paginar treinta, cincuenta, cien veces para llegar hasta ellos.
Desde que el almacenamiento y el acceso rápido a esa información dejó de ser un problema técnico para la tecnología informática, los ordenadores e internet se ha convertido en el mayor arcón que ha existido jamás para esconder cosas que ya no queremos mirar, pero la tecnología avanza y cada día será mas fácil volver a toparse con esos mails, esas fotos, esos vídeos... que un día dejamos para que ser perdieran en la inmensidad de bits. Y al igual que al reencontrarte con la caja del fondo del armario, esa carpeta del instituto o esa foto que cayó detrás del mueble, la eternidad digital nos dará muchos sustos y nos traerá grandes sonrisas.

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