La gesta de Sant Jordi

Hola,

Hoy es el día de los Jordis. Aquí en Cataluña a parte celebramos el equivalente al día de los enamorados y como también coincide con fechas importantes en la vida de dos monstruos de las letras como Cervantes y Shakespeare, pues también celebramos el día del libro. Así que unos a otros nos regalamos libros y rosas.
La parte de las rosas viene a colación de la leyenda de Sant Jordi. Una princesa valiente que se ofrece como comida a un dragón, para que no sea ninguna otra persona del pueblo sea comida. Cuando ya está todo perdido, aparece un caballero, mata al dragón y de la sangre derramada por el dragón florecen rosas rojas, y el caballero se marcha en busca de nuevas aventuras. ¿No os habéis planteado nunca la insensatez del caballero Sant Jordi?
Un dragón, dicen, era un ser de dimensiones y apariencia como un gran dinosaurio, con alas y capacidad de volar, una piel tan dura como el acero y que encima escupía fuego por la boca, una inmensa boca llena de dientes afilados como cuchillos. Pues allí se planta el tipo, que por grande que fuera, sería enano al lado del dragón, con una armadura que mas que ayudar molestaba para una lucha con una bestia así, y armado con una lanza y un caballo que debía de pensar - a mi no me metas en este follón.
Aún así se mete, y no es por la chica, porque se va y la deja allí. Tiene la suerte de salir vivo del envite, y dudo que sepa ni como, pero hubiera podido vivir de las rentas de la fama el resto de su vida, y no lo quiere. Un tipo curioso este Sant Jordi, que se juega la vida por alguien quien tiene menos oportunidades que él, sabiendo que puede perder, pero se lo toma como parte de su oficio. Pocos Sant Jordis quedan.

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