Un mes sin ti

Pues ya ha pasado un mes sin ti y como dice la canción "No quiero estar sin ti, si tú no estás aquí me sobra el aire, si tú no estás la gente se hace nadie, si tú no estás aquí no sé que diablos hago amándote". Un mes después ya no lloró cada día, aunque sigo sin dormir mucho, pero cualquier nimiedad puede hacer que se me caigan las lágrimas. Hace unos días cumplí los cuarenta y siete, el primer cumpleaños sin ti, y como tantos otros días pasé por al lado del hospital donde moriste. Ese día sin mas  pensé por un instante que seguías allí dentro y un segundo mas tarde las lágrimas me dificultaban el conducir. Y así mil momentos mas que me asaltan en cualquier instante.

Pensaba que que pasados unos días mi opinión sobre como te atendieron en el hospital estos últimos meses se suavizaría, pero no es así, sigo pensando que su soberbia te mato. Sí, sí, falleciste por un fracaso multiorgánico causado por un aneurisma micótico de aorta roto, fabuloso, pero la soberbia y la superioridad de muchos de los que trabajan en él sigo pensando que aceleraron tu final. Se de lo que hablo, ya que desde que diagnosticaron el cáncer hace años pasábamos  una media de casi dos meses al año en el hospital. Nos aprendimos sus maneras de funcionar, sus horarios, sus costumbres y los que allí trabajaban eran amables, competentes, correctos, pero pasó lo de la puta pandemia y al volver su actitud había cambiado. Desde el doctor que te quitó el riñón y que en ningún momento se presento a la familia, ni pronunció su nombre en las llamadas telefónicas. Pasando por cuando decidiste quedarte en coma un par de días y al dejarnos pasar de urgencia de madrugada, con todos los protocolos activados,  sorprendíamos a doctores, enfermeros y demás personal saltándose dichas normas al no esperar que estuviéramos en aquellos pasillos. Esa enfermera que te cogió el móvil e hizo una vídeo llamada para demostrarle a la mama lo bien que estabas y lo equivocada que ella estaba, pocas horas antes de que entraras en coma. Esa otra que me prometió llamarme en un momento, ahora de eso hace cuatro meses, para decirme algo de tu empeoramiento y no lo ha hecho. La chica de la recepción que hoy hace un mes no nos dejó subir a la planta, aunque el médico así lo había pedido. Esos celadores que te pusieron a parir por que no les ayudaste a colocarte en la cama, cuando no eras capaz de realizar ninguna fuerza, por supuesto no sabían que yo era tu hijo mientras te maldecían en mi presencia. O ese par de enfermeras que pasearon por delante nuestro tu cuerpo muerto entre chistes porque no esperaban toparse con nosotros al girar la esquina.

Todos estos idiotas parecen que se han creído eso de que son héroes, cuando no son mas que un montón de mierda, que se ocultan tras el "somos humanos" o "la medicina no es exacta". Un fallo vuestro cuesta vidas, si no sois capaces de asumirlo, dedicaros a otra cosa. También los hay que siguen al pie del cañón, como la última doctora que te atendió en urgencias y todo el trabajo que realizó, el guardia de seguridad que tras explicarle el problema movió cielo y tierra para dar contigo de madrugada o simplemente el genial doctor que te ha llevado hasta hoy, pero mientras ellos intentaron hacerte vivir un rato mas otros no están por la labor. Que hay un virus dicen, que somos héroes dicen.

Sabía que había una foto como la que hoy te dejo aquí, supongo que al poco rato de estar al otro lado Stitch ya estaba a tus pies. Siempre fiel a su jefe de manada y al que por desgracia no ha tenido que esperar mucho para volver a ver. Mientras me esperáis un millón de años id haciendo la vuestra, salid a pasear con calma, que ahora ya las prisas no tienen sentido.




diciembre de 2006

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