¿Dónde se va ese abrazo si no llegas nunca a darlo?

No voy a suavizarlo y decir que este 2021 quedará en mi memoria como uno de los peores de mi vida. Este año ha sido una mierda y no apunta mejora. Y no, no me refiero a que nos quieran matar con o por el virus, tampoco que con la crisis climática estamos haciendo como en la película "No mires arriba", porque al final si no puedes sortear el temporal intentas sobrevivir al embate de las olas y esperas a que vuelva la calma. Este año es una mierda porque mi padre ha muerto, porque unos meses mas tarde mi abuela le acompañó. 

Es una mierda porque para mi santo le sacaban un riñón a mi padre y empezaron los problemas. Que debido a eso pasó su 74 cumpleaños ingresado, aunque los putos médicos decían que no era para tanto, y unas semanas mas tarde, el día del aniversario de su boda, teníamos que verle en coma. Salió de todo eso, se recuperaba lento pero bien, y el día antes del santo de mi madre ingresó en urgencias y ya no le volvimos a ver con vida. Tengo claro como dice el parte que falleció por un aneurisma micótico de aorta roto, que todo lo pasado en estos últimos años, desde el cáncer, podía acabar en este fallo pero sigo creyendo firmemente que los putos médicos arruinaron las pocas o muchas posibilidades de estar hoy aquí con nosotros, conmigo. Aún espero a la puta enfermera que me ha de devolver la llamada la noche que cayó en coma, aún estoy esperando saber el nombre del puto médico que te sacó el riñón y que nos esquivaba constantemente, incluso sigo viendo a las dos putas enfermeras que entre bromas llevaban tu cuerpo inerte después de la operación. Ya se que unos pocos no son todos pero lo parecen.

Mi abuela cumplió 95 años pocos meses antes de un ictus, que la dejó inconsciente casi al instante y se la llevo en pocas horas. Ante sus quejas, unos días antes su doctora, que nos debe de haber atendido a todos en casa en algún momento, le dijo que dejara de tomarse la pastillas y que le hacía una analítica. No hubo tiempo para saber los resultados. Aún sigo esperando encontrarme con mi abuela, en su habitación que antes fue la mía, sentada viendo "Sálvame" o al encontrarme la puerta cerrada con las dos cerraduras la primera cosa que pienso es - "Ya se ha vuelto a encerrar".

Mi madre cumplió 70 en febrero y diez meses mas tarde se ha quedado sola, sigue sin dormir bien y la he visto llorar mas veces de las que me hubiera gustado. Y ha empezado a perder oído. Míriam se partió cúbito y radio, la han confinado varias veces y lo que pasa en su cabeza sigue superando a la niña que la contiene. Leyre casi se jode el tobillo por una tontería. Y ambas acabrán con COVID como su padre. Mi hermana ha descubierto por las malas que es el músculo piramidal mientras intenta no pensar demasiado en lo mucho que hemos perdido.

Hay una canción, de Víctor Manuel, que dice "¿A dónde irán los besos que guardamos, que no damos? ¿Dónde se va ese abrazo si no llegas nunca a darlo?", si no sabes aún la respuesta es mejor que no la descubras. "Nunca seas cruel, nunca seas cobarde. Siempre trata de ser simpático y nunca dejes de ser amable" porque no sabes nunca si éste es el último instante. Es Navidad y el regalo que quiero no me lo puede traer nadie. Siempre me he sentido identificado con el niño robot de la película "Inteligencia Artificial" y en que yo a los aliens le pediría exactamente lo mismo. Lo haría ahora mismo sin pensarlo. De momento solo espero a que las olas me engullan o que solo me dejen tirado en la playa, porque cada día es mas complicado remar.

 diciembre de 2021


Comentarios

Entradas populares