La vida sigue

¿Cómo va? El otro día fuimos a verte, al menos el nicho donde te dejamos, todo está bien como siempre aunque ahora ya no eres tu quien limpia el cristal o engrasa la cerradura. No se si es que ahora paro mas atención pero hace semanas que no veíamos al Isidro, el del párking, pues resulta que también ha muerto. Y hace unos pocos días la Maribel del Adolfo. Mucha gente marchándose de repente.

Estamos a pocos días de que haga un año de la muerte de la yaya. Parece que nadie, quitando la mama y yo, va a visitarla, o si lo hacen no dicen nada. Eso no quieren decir que no la echen de menos ni que no la quieran pero así empiezan todos aquellos nichos que están abandonados.

Tus nietas están instaladas definitivamente en tu casa. Lo alborotan todo, Míriam no deja descansar ni cuando duerme. Y cuando está despierta, si no hace gimnasia, dibuja, teje o monta pulseras, mientras ve la tele y vídeos en el móvil. Y mientras el resto de sus compañeros están llenos de deberes ella no hace ninguno, pero la profe dice que los acaba todos en clase donde sigue sin poder estarse quieta. Y al salir del cole a mi me tiene en la plazoleta hasta las tantas, cuando ya no se ve nada, hace frío y ya no queda nadie. 

Leyre crece a pasos de gigante en altura, en cabeza, en personalidad. Estudia a todas horas, que solo lo deja para ir a baile, a piscina o para devorar música o películas. Decían que le costaría adaptarse al nuevo nivel de estudios. De momento no parece que esto vaya a pasar, al igual que cada vez nada mejor y cada vez baila mejor, hace todas las cosas tan fácil como dormir. Eso si está cargada de manías.  

I a la Juanita al final le ha reventado todo y està de baja. Demasiados cambios en su vida en poco tiempo. 

La mama se pasa el día ocupada en sus tres niñas, cuando no es una cosa es otra, pero desde que te marchaste se la nota mas cansada, supongo que es culpa de las certezas que se han hecho evidentes con tu marcha.

He vuelto al Sants. Vamos tirando como siempre. Ahora hasta tenemos marcador electrónico. El otro día jugamos contra el Europa y lo hubieras disfrutado como un camello. Fue de aquellos partidos que te gustaban, de los que explican el porque somos del Sants. Sigue siendo muy raro que no estés allí a mi lado en la banda gritando o el volver a casa sin comentar el partido.

Quince meses que no estás aquí y casi un año desde que no está la yaya, y todo sigue cambiando. La foto la envió el José Miguel el otro día, debe de tener casi cincuenta años, pero me hace gracia descubrir fotos que aún no he visto. Por cierto, la Marta ha tenido otro niño, así que ya estáis empatados en nietos.




En los años 70

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